Insumo para la discusión de cara a la asamblea.
A pocos días del inicio de cursos está por ponerse en funcionamiento la «transformación educativa». La misma se enmarca, como venimos diciendo hace años, en un profundo recorte presupuestal, pedagógico y de derechos. En el proceso hubo desconocimiento de colectivos docentes, de funcionarios/as y estudiantiles, y una fuerte campaña mediática para defender lo indefendible; un posicionamiento contrario de las ATD liceales y nacional, y un amplio plan de acción de FENAPES y ADES, que logró que nuestro pueblo incorpore que esto no es transformación, es recorte. Esto último es un avance relevante que hemos conquistado los trabajadores organizados de la educación, y la mayoría de los docentes en general. A pesar del tiempo y dinero invertido, las autoridades de la educación no logran convencer al respecto de su buque insignia, la «transformación».
Somos docentes; hemos participado de salas, cursos, leído los documentos; nos hemos enojado con las declaraciones en prensa de las autoridades y sabemos que el inicio de cursos será caótico. No está claro el funcionamiento de los talleres. De hecho, muchos talleres se están poniendo a elegir en esta última semana antes del inicio de cursos. La mayoría de los equipos de dirección reciben la órden de mandos medios de hacer salas que poco tengan de intercambio y pretendan hacernos incorporar la terminología de la reforma, en vez de discutir y debatir. Los mandos medios no están en condiciones de responder las consultas y dudas que genuinamente tenemos desde el colectivo docente. Porque nadie está en condiciones de responderlas, porque la respuesta será el hacer lo que se pueda y la absoluta improvisación a lo largo del caos.
El discurso de las autoridades se centra en que somos militantes del caos, que los problemas que pueda haber son nuestra culpa, y en sacarse cartel con las cosas que supuestamente hacen bien a pesar de que nosotros denunciamos los procederes. Y podemos hacernos algunas preguntas. ¿La población en general, familias, estudiantes, vecinos/as, saben el nivel de incertidumbre que se maneja previo al inicio de cursos? ¿Cómo visibilizar la improvisación y falta de seriedad de las autoridades?
El desafío actual es construir un conflicto generalizado de la educación pública, que involucre desde el presupuesto a lo político – pedagógico, y apuntando a frenar en el mayor grado posible la instrumentación de esta “reforma”, por lo que nos encontramos en una discusión de carácter táctico: qué medidas realizar y en qué momento hacerlas para que contribuyan a posicionarnos mejor como sindicato, visibilizar nuestros reclamos y dejarnos en mejores condiciones para pelear. Porque al mismo tiempo, debemos bregar por la creación de los 30 grupos suprimidos y los grupos de asignatura de los nocturnos, por seguir defendiendo nuestros puestos de trabajo, por hacer retroceder la «transformación» y evitar su extensión al bachillerato.
Por lo que se puede percibir hoy en día, el caos del inicio de cursos se ve solo a la interna de las instituciones educativas y funciona como burbuja: todos sabemos que está, pero se encuentra encerrada en los ámbitos que transitamos, y está al borde de explotar. El asunto es cómo revienta y cuál es la mejor manera de que aparezca en toda su dimensión ante nuestro pueblo.
Pensamos que es necesario que la burbuja reviente por sí misma, y que, sin hacer ningún desgaste, se evidencie que las clases no van a comenzar con normalidad por responsabilidad del gobierno, en general, y de las autoridades educativas, en particular. Por lo tanto, creemos que la burbuja le tiene que reventar en la cara a las autoridades. Que ellos asuman que los estudiantes se vuelven a sus casas sin haber tenido talleres porque no se sabe cómo o dónde hacerlos funcionar, que ellos se responsabilicen por los problemas de armado de horarios que generarán que haya asignaturas que, por la vía de los hechos, no comiencen la primera semana de clases.
Nuestra tarea es entonces encontrarnos, intercambiar, hacer diagnóstico, difundir y amplificar cada cosa que pase en cada liceo, hablar con los y las compañeras, con las familias, con los estudiantes, y señalar claramente las responsabilidades. Por ello, hay que impulsar firmemente que todos los núcleos se reconstituyan y se reúnan analizando en concreto en cada liceo la situación para aportar a la denuncia colectiva de ADES, vinculados con estudiantes y padres desde el primer día, como resolvió la anterior asamblea.
ADES Montevideo tiene votado un paro para el inicio de cursos, para el 6 de marzo. ¿Hay razones para parar? Sí. Lo que nos cuestionamos es la fecha por los motivos tácticos fundamentados más arriba. ¿Es lo más conveniente desviar el foco del caos a la medida sindical? Creemos que no. De hecho, el paro votado no tiene en la plataforma frenar la reforma. Por lo tanto, entendemos que en la próxima asamblea se debería evaluar correr la fecha del paro, de modo de poder coordinarla con el conjunto de la FENAPES, y demostrar ese día todo lo mal que funciona la reforma, a partir de todos los insumos que vayamos recogiendo y sistematizando.
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